viernes, 2 de febrero de 2018

Año nuevo, vida nueva.



El 2017 fue un año movido, lleno de altibajos.

De cosas buenas y no tan buenas.
Lo mejor que pasó, sin duda alguna fue poder volver a Venezuela, -al menos de visita-. Una visita que me hizo convertirme oficialmente en todo un Señor literalmente. Porque tal cual como manifestaba la invitación de #SabesLaBoda, «después de 3 años y 3 países, Marielena y yo nos casamos». Y cada vez que alguien me pregunta, ¿Qué tal la boda?, siempre respondo: mejor de lo que me imaginé. Y con esto no quiero decir que me imaginaba que sería un fail, sino todo lo contrario, fue tan brutal, que superó todas mis expectativas, incluso las de Marielena (ahora mi esposa).

Sin duda alguna el 2017 me dejó la satisfacción de ver a mi familia, y comenzar  a crear una nueva. Por lo pronto, el 2018 empezó con la satisfacción que te da conseguir un nuevo apartamento. Ahora puedo citar el coro de esa legendaria canción: «Año nuevo, vida nueva. Más alegre los días serán».

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