Aún recuerdo que en el 2005 llegaste
a la casa para darnos toda tu alegría, lo recuerdo claramente, también recuerdo que eras flaquita y diminuta, que no sabíamos como
llamarte hasta que Chiky fue el nombre más acorde y el que mejor te lucía,
recuerdo que en muy poco tiempo te robaste nuestro cariño y pasaste a ser la
consentida de todos en la casa, recuerdo también que en un abrir y cerrar de
ojos dejaste de ser joven y atlética para convertirte en una viejita y gordita,
pero lo que nunca dejaste de ser fue el centro de nuestras miradas y una perra
sumamente fiel. Recuerdo
claramente que cada vez que entrabas a mi cuarto lo desordenabas más de lo que
ya estaba pero eso te encantaba y yo a pesar de que te regañaba lo disfrutaba
enormemente, recuerdo que disfrutabas mucho abrirme la puerta y acostarte al
pie de mi cama y que muchas veces tus ronquidos no me dejaban dormir.
Hace poco más de un mes en mi
última visita a Venezuela, exactamente
el 24 de enero al llegar a mi casa todo pasó de ser alegría para convertirse en
tristeza excesiva fue cuando entré y te vi acostada como
siempre, descansando plácidamente; sí, así eras tú te encantaba estar acostada,
con la diferencia que esa vez al verte estabas sumergida en tu descanso eterno.
Hoy solo te puedo decir que no te
imaginas como anhelo tus ronquidos al
pie de mi cama y todas tus tremenduras….
Hasta siempre mi adorada Chiky. Siempre
te recordaremos.